El confinamiento de los sacerdotes en la parroquia, el cierre de los templos, las no actividades pastorales y sacramentales son una situación sin precedentes recientes en nuestros países, y es previsible que tenga un importante impacto en el bienestar físico y psicológico del presbítero.
Durante el confinamiento, los tres factores que más afectan al bienestar físico y psicológico del sacerdote son la pérdida de hábitos y rutinas, las relaciones interpersonales y el estrés psicosocial.
Muchos estudios revelan que después de una emergencia, como ésta que estamos viviendo, en las sociedades se viene una segunda pandemia, que es la pandemia de la salud mental.
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