El presente artículo reflexiona sobre la novedad de la eclesiología que emergió a lo largo del camino sinodal y sus implicaciones para la reconfiguración de la identidad y la estructura eclesial a la luz del principio de pastoralidad que inspiró el evento conciliar. Este ha sido un principio asumido y profundizado por la Iglesia y la teología latinoamericanas a lo largo de su proceso de recepción del Concilio Vaticano II, especialmente durante la primera etapa del postconcilio y en la actual. América Latina ha mostrado ser una Iglesia fuente que ha contribuido a la Iglesia Universal con la creación de nuevas estructuras y estilos eclesiales inéditos, como el CELAM, la CLAR y la CEAMA. Con ellas se ha reconocido el valor normativo y teológico de las realidades socioculturales, y, desde ese criterio, se han reconfigurado la identidad y las estructuras eclesiales continentales a la luz de la eclesiología de las Iglesias locales del Vaticano II. Esta eclesiología ha sido fundamental para comprender el proceso de recepción del Concilio en el Continente. Falta mucho por recorrer, pero la profundización del camino hecho hasta ahora puede significar el inicio de la sinodalización de las mentalidades y las estructuras eclesiales, tanto las ya existentes como otras nuevas por crear. Es una nueva etapa que se abre con grandes retos y mucho por hacer que dependerá de la parresía de la Iglesia y la teología del Continente.
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