Los periodistas tenemos la obligación de transmitir información veraz de interés general o relevancia pública, de manera que el derecho a comunicar y a emitir libremente información no nos otorga un poder ilimitado sobre cualquier ámbito de la realidad, sino que solo legitima cierta intromisión en otros derechos fundamentales que guarden congruencia con la formación de una opinión pública libre. No obstante, en nuestro país vivimos una mala época para la libertad de información. Los profesionales de los medios y sus cabeceras se han visto atacados por formaciones políticas.
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