El prestigio de Henry James es tal vez uno de los más esquivos de que ha gozado un escritor de este siglo. Pese a su obstinada indagación acerca de las posibilidades expresivas de la novela moderna, la historia no le ha concedido el merecido sitio entre los grandes renovadores del género. Su originalidad, menos visible, y sin duda más indefinible, lo ha relegado a esa extraña categoría de escritor de culto que nadie se jacta de haber leído. El siguiente artículo, intenta desentrañar el por qué.
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