Barcelona, España
En las últimas décadas, la interacción entre las neurociencias y las psicoterapias ha contribuido al avance de ambas: La visión objetiva y empírica de las primeras y la visión interpersonal y subjetiva de las segundas se complementan. De importancia primordial para ambas es el estudio de los procesos implícitos y afectivo-relacionales. Las memorias implícitas reflejan patrones inconscientes de aprendizaje situados en regiones subcorticales inaccesibles a la consciencia. Las investigaciones muestran que, cuando una memoria a largo plazo es evocada y reactivada, sus sinapsis entran en un estado lábil, donde puede ser modificadas a nivel molecular. Para que se produzca la reconsolidación es necesario que se yuxtaponga una experiencia vívida que sea discrepante respecto de la memoria desestabilizada. De esta forma, queda modificada de forma permanente en la misma red neuronal. Estos procesos están en la base de intervenciones de diversas psicoterapias. En ellas se reactiva la memoria implícita que subyace a la producción del síntoma y, a partir de allí, se genera el encuentro con una experiencia discrepante. Cuanto más consciente y explícita es la reactivación de la memoria implícita, mayor es la capacidad de modificarla en la reconsolidación. En este proceso, la persona experimenta directamente el sentido profundo subyacente y la verdad emocional del síntoma. En el contexto del vínculo seguro con el terapeuta, la reactivación emocional subjetiva y los correlatos neurológicos se conforman para promover experiencias nuevas y más adaptativas.
In the last two decades, the interaction between neurosciences and psychotherapies has contributed to the advancement of both The objective and empirical vision of neurosciences and the interpersonal and subjective vision of psychotherapies complement each other. Of primary significance is the study of implicit and affective–relational processes. Implicit memories reflect unconscious learning patterns located in subcortical regions inaccessible to consciousness. Research shows that when a long-term memory is evoked and reactivated, its locked and encoded synapses enter an unstable state, where they can be modified through different molecular processes. For reconsolidation to occur, a mismatch experience needs to be juxtaposed to the destabilized memory. In this way, it is permanently modified in the same neural network. These processes are at the base of interventions of various psychotherapies. In them, the implicit memory that underlies the production of the symptom is reactivated and the encounter with a discrepant experience is generated. The more conscious and explicit the reactivation of implicit memory, the greater the ability to modify it through reconsolidation. In this process, the underlying deep sense and emotional truth of the symptom is directly experienced. In the context of the secure attachment with the therapist, subjective emotional reactivation and neurological correlates are shaped to promote new and more adaptive experiences.
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