El artículo presenta un análisis de cómo se constituye la experiencia hegeliana en tanto saber real, como modo de ser del espíritu absoluto, para llegar a la "experiencia" que el absuluto tiene de sí mismo, de su máxima intimidad; esto es, cuando el espíritu ha conquistado su verdad y se ha elevado a la experiencia filosófica. Se propone demostrar que no hay un cancelamiento de la experiencia en el espíritu absoluto, e indicar al principppal cambio hegeliano en la teoría de la experiencia: la de que el devenir de la experiencia es el devenir de lo real.
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