Dibujar el escenario futuro en estos tiempos de pandemia parece más desatino que acierto. No obstante, podemos hacer algunas reflexiones que ayuden al lector a extraer sus propias conclusiones al respecto.
Así, en la parte negativa podemos apuntar que somos un sector que arrastra problemas todavía de la crisis de 2008. Es cierto que hemos mejorado, pero estamos lejos de alcanzar todavía la velocidad de crucero del sector. Y a todo lo anterior esto se suma la situación derivada de la pandemia, que nos castiga tanto en la actividad nacional como en la internacional.
Con respecto a la parte positiva: los ayuntamientos cuentan con permiso para gastar unos 5.000 millones de euros por superávit de 2020. Además, se han aprobado los Presupuestos Generales del Estado 2021 con mayores previsiones de inversión, los Fondos Europeos, de los que una parte importante está prevista para la reforma y rehabilitación viviendas, junto a otras inversiones en diferentes líneas planteadas en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.
Aparte, a fecha de hoy, el ritmo de vacunación ha crecido mucho y en diferentes países se observa una situación de mejora hacia la normalidad que induciría a pensar que estamos estabilizando el impacto tanto sanitario como económico y social. La actividad económica mundial se estabiliza y sabemos que una de las primeras actividades en relanzarse es la construcción en sus diferentes ámbitos. En las tablas 1 y 2 analizamos la situación con los datos disponibles. (...)
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