¿Debió clausurarse el Rick’s café? Del arbitrio del jefe a la potestad discrecional en un estado de derecho

• Autores: Pedro María Pinto Sancristóval
• Localización: Revista española de derecho militar, ISSN 0034-9399, Nº. 113-114 (en.-dic.), 2020, págs. 65-115
• Idioma: español
• Títulos paralelos:
  • Was Rick’s cafe closure unlawful? From Commander’s sole discretion to the discretionary power under rule of Law
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  • español

    La especialidad de la condición militar con respecto a cualquier otra relación de servicios exige que la potestad disciplinaria que ejercen los mandos sea discrecional. De ahí que como tal se defina en nuestro dere- cho vigente, en consonancia con el histórico. Igualmente el principio está presente, de una u otra forma, en el derecho comparado, porque no es una particularidad española, sino algo consustancial a lo militar. Con la que de hecho se vive.

    Eso no reduce sino amplía los mecanismos de control judicial del ejercicio de la potestad, pues permite a los tribunales, más allá del control superficial de los elementos reglados, una revisión inte- gral de la motivación y la finalidad de la sanción, y por ello obliga al mando a expresarlas con detalle. De ahí la paradoja de que la más eficaz batalla contra la arbitrariedad se luche en el campo de la dis- crecionalidad.

  • English

    The commander’s disciplinary power is discretionary, due to the spe- ciality of the military status, different from any other service relationship.

    Thus, as such it is defined in our current law, in accordance with the his- torical one, and likewise the principle is present, in one way or another, in comparative law, because it is something inherent to the military, rather more than a Spanish particularity. And so it is in daily life.

    This does not reduce but rather broadens the scope of judicial review of the exercise of that power, since it allows the courts to comprehensively analyse the motivation and purpose of the sanction imposed, and there- fore forces the commander to express them in detail. Hence the paradox that the most effective battle against arbitrariness is fought in the field of discretion.