Perdida entre ismos y mitos, la obra de Marx sigue viva y subversiva, continúa generando debates. Sólo eso explica el libro Marx sin mito (Octaedro, 2003), en que el marxólogo Maximilien Rubel despoja al pensador alemán de su envoltura mística en busca de un Marx más racional. Una parte de la culpa, al parecer, la tuvo Engels, y otra la universidad.
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