A Morente me lo encuentro repasando unos textos de Picasso que quiere cantar por algunos palos de flamenco. La Alhambra nos acompaña un poco más abajo mientras tomamos café. Me ha recibido por la tarde en su nueva casa del alto Albaicín granadino, en una terraza de maravillosas vistas sobre la vega. Al caer el sol, pasamos adentro, y, más tarde, nuestra conversación se ve interrumpida por una intensa sesión de grabación en su pequeño estudio doméstico, con el guitarrista Miguel Ochando (Granada, 1965). Con la reciente publicación de El pequeño reloj (Virgin, véase Lateral nº 107), la obra de Enrique Morente (Granada, 1942) alcanza ya dieciocho discos. Tras una deliciosa cena con su mujer y su hijo, reanudamos la entrevista, y comentamos algunos criterios estéticos relacionados con las voces flamencas, que, como se verá, pueden ser bien diversas. Y es que incluso ciertas voces "desagradables" ocupan un lugar destacado en la historia del cante. Es importante quejar la voz y pellizcar.
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