Pocos actores encarnan como él la nobleza del espíritu "yanqui" con su naturalidad y llaneza. En "Cuestión de sangre", como en la saga de Bourne, inyecta luz a la cara turbia de la esencia humana. Con 50 años ya cumplidos, sigue siendo el eterno buen chico de Hollywood. Conversamos con él en exclusiva.
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