El control de convencionalidad que la Corte Interamericana de Derechos Humanos ejerce sobre las normas constitucionales ha despertado críticas que denuncian su falta de legitimidad democrática y su interferencia en la soberanía estatal. Para salvar estas objeciones se recurre al concepto de democracia constitucional y, en específico, al de constitucionalismo garantista; reconociendo, de esta manera, la existencia de una “esfera de lo indecidible interamericana” que sirve de límite a las decisiones estatales. Asimismo, se plantea una nueva concepción de la soberanía estatal que, conforme al modelo garantista, se fragmenta en los derechos humanos contenidos en los tratados internacionales que los Estados han ratificado.
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