China ha expandido su influencia en América Latina. Esta expansión es presentada como una estrategia incómoda para Estados Unidos y sus aliados tradicionales, en tanto que China podría desplazar la hegemonía estadounidense en la región, minando sus esfuerzos para promover su agenda de libre comercio, democracia y derechos humanos. Sin embargo, como se demostrará en este artículo, China no representa una amenaza seria para Estados Unidos en el corto plazo, y de hecho la expansión de su influencia en la región ha sido percibida por el gobierno de Estados Unidos como una oportunidad para abrir nuevasperspectivas económicas y de seguridad. La principal razón de ello es que ambas potencias han implementado una política cautelosa y pragmática que busca consolidar sus objetivos de política exterior, prefiriendo promover sus intereses en un marco cooperativo y no conflictivo.
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