Alicante, España
Un proyecto es, según el Diccionario de la Lengua Española (RAE, 2017), en su quinta acepción, un "plan de cualquier trabajo que se hace a veces como prueba antes de darle la forma definitiva". Bajo esta premisa se ha caminado en los últimos años en torno al yacimiento arqueológico de Cabezo Redondo (Villena). Al tratarse de una actuación relacionada con el patrimonio histórico, en este caso declarado Bien de Interés Cultural -BIC- en 1968, debe entenderse como de largo recorrido en tanto sus resultados sólo pueden ser observados con una amplia perspectiva. Su duración sólo debe analizarse desde la continuidad de los trabajos desarrollados en torno al bien cultural. Desafortunadamente, en la sociedad del siglo XXI prima la inmediatez y la obtención de resultados a corto plazo, muchas veces empujados por intereses de diferente tipo, fundamentalmente políticos, condicionados por el cíclico paso por las urnas, y económicos, definidos en términos de rentabilidad financiera y saldos positivos. El proyecto Cabezo Redondo es una excepción a esta norma tan extendida en nuestro país, en tanto diferentes organismos públicos han apostado, con desigual interés, por un yacimiento que, como veremos a lo largo de estas líneas, resulta excepcional.
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