Las políticas gubernamentales sobre construcción y mejoramiento de viviendas en Michoacán, así como de otras entidades del país, se concentran en las principales localidades como una respuesta ante el crecimiento poblacional. Sin embargo, en el ámbito rural se identifica un proceso acelerado en acciones de mejoramiento en la vivienda tradicional a partir de la disponibilidad de recursos económicos producto de las remesas que envían los trabajadores migrantes a sus familiares. De forma simultánea a la insistencia del gobierno porque los habitantes canalicen los migradólares hacia proyectos productivos, no se logra contrarrestar el rol asignado a la vivienda como escenario de autorrealización. Por el contrario, las mejoras habitacionales parecen incrementar las demandas en servicios e infraestructura básica, situación que ha obligado a buscar nuevos esquemas de participación ciudadana.
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