Valladolid, España
Valladolid, España
Introducción y objetivos: el mal estado nutricional empeora el pronóstico del ictus. El objetivo de este trabajo fue evaluar qué factores se asociaban a una mala situación nutricional en pacientes con ictus en el momento del ingreso.
Material y método: estudio transversal de pacientes hospitalizados con ictus que precisaron soporte nutricional enteral, desde enero de 2014 hasta septiembre de 2016. Determinamos el estado nutricional mediante el Mini-Nutritional Assesment y la valoración global subjetiva. Se realizó un análisis de regresión multivariante, incluyendo variables demográficas, situación funcional (escala de Rankin) y variables clínicas y antropométricas, estratificándose por la edad mediana de la muestra.
Resultados: se incluyeron 226 pacientes, el 58,3 % varones, con una edad mediana de 77 (66,7-83) años. El 44 % presentaban riesgo de malnutrición y el 24 % desnutrición. Los factores asociados a una mala situación nutricional fueron la edad (odds ratio (OR): 1,03, IC 95 %:
1,01-1,08) y la puntuación en la escala de Rankin (OR: 1,96; IC 95 %: 1,32-2,67). En el análisis estratificado, los factores asociados a una mala situación nutricional fueron, en el subgrupo de los mayores de 77 años, la capacidad funcional previa (OR: 1,88; IC 95 %: 1,26-2,80), y en el subgrupo de los menores de 77 años, la historia de eventos isquémicos previos (OR: 2,86; IC 95 %: 1,01-8,16).
Conclusiones: en pacientes hospitalizados por ictus, la mayor edad y la peor situación funcional previa se asociaron a una peor situación nutricional. En los pacientes de mayor edad, el factor principal fue la situación funcional previa, mientras que en los pacientes más jóvenes, fue el antecedente de patología isquémica.
Background and aims: a poor nutritional status may worsen the prognosis of stroke. We assessed which factors were associated with a worse nutritional status in patients with stroke at the time of hospitalization.
Methods: a cross-sectional study in patients with stroke needing enteral nutritional support, from January 2014 to September 2016. Nutritional status was evaluated by the Mini-Nutritional Assessment tool, and the Subjective Global Assessment. We performed a multivariate regression analysis including demographic, baseline disability (modified Rankin scale), and clinical and anthropometric variables, and we stratified the sample based on median age.
Results: we included 226 patients, 58.3 % male, with a median age of 77 (66.7-83) years. Forty-four percent were at risk of malnutrition, and 24 % were malnourished. The factors that were associated with a worse nutritional status were age (odds ratio (OR): 1.03; 95 % CI: 1.01-1.08) and modified Rankin scale score (OR: 1.96; 95 % CI: 1.32-2.67). In the stratified analysis, associated factors were, in the subgroup of patients older than 77 years, the baseline degree of disability (OR: 1.88; 95 % CI: 1.26-2.80), whereas in the subgroup of patients younger than 77 years, it was a prior history of ischemic events (OR: 2.86; 95 % CI: 1.01-8.16).
Conclusion: in patients hospitalized due to stroke, older age and worse functional status were associated with a worse nutritional status at the time of hospitalization. In elderly patients, the main factor was prior functional status, while in younger patients it was a prior history of ischemic events.
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