Una parte importante del devenir del discurso político liberal se ha pretendido legitimar sobre la base de su autorestricción moral. Partiendo de la insostenibilidad de la separación entre liberalismo político y liberalismo comprehensivo el presente trabajo trata de mostrar que la aspiración perfeccionista, el desarrollo de las mejores capacidades humanas, es un ingrediente insoslayable de la teoría liberal. Tal y como S. Mill puso de manifiesto es la autonomía individual la que garantiza una sociedad verdaderamente plural. Ahora bien, la defensa de la autonomía requiere de otros supuestos, sociológicos, antropológicos y epistermológicos de los que se sirvió Kant o Mill. Durkheim, Dewey y Raz muestran el carácter social de la autorealización individual y proporcionan argumentos para una renovada defensa del ideal de perfección humana y de su promoción por parte de los agentes públicos.
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