La batalla de Orihuela produjo las consabidas consecuencias de toda batalla: muertes, robos, destrozos... En Orihuela, los soldados vencedores tuvieron carta blanca para “hacer de su capa un sayo” durante un mes. Las consecuencias, devenidas del “saco”, han sido señaladas por la historiografía con prolijidad por cuanto la documentación lo plasmó de una manera llamativa: recuérdese cómo se narra la salida de carros cargados con enseres de todo tipo (joyas, ropa, muebles), además de animales, hacia Murcia y otros lugares. Sin embargo, más allá de las consecuencias, tuvieron lugar otros acontecimientos que denominamos, siguiendo la terminología actual, efectos y daños colaterales que han sido poco señalados. De ellos se ocupa, precisamente, este artículo.
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