Durante los años 1417 y 1418 la actividad de los almogávares en Orihuela dejó abundantes testimonios e información sobre el rapto de cautivos y su distribución en mercados mediterráneos de la Corona de Aragón. Los musulmanes granadinos capturados en poblaciones limítrofes de la frontera granadina con Castilla como Vera o Vélez, a escasos kilómetros de Orihuela, eran llevados a lugares como Ibiza, Alicante, Valencia o Barcelona en un activo mercado de seres humanos. Asimismo, esos actos, a veces amparados en la ley, otras de manera ilegal tenían implicaciones políticas que afectaban a los tres territorios fronterizos: la gobernación de Orihuela en el sur de la Corona de Aragón, el reino de Murcia, dentro de la Corona de Castilla, y el sultanato nazarí de Granada. La dinámica de acción-reacción y las represalias entre los diversos actores configuraban la realidad social cotidiana de la frontera y de los municipios, como el oriolano, cuya esencia en los siglos medievales se sustentan en gran parte en su carácter fronterizo.
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