El Papa ha dado el pistoletazo de salida oficial al Sínodo sobre la sinodalidad, con un fin de semana celebrativo y de trabajo para entregar el testigo a las Iglesias locales. Y es que, a partir del 17 de octubre, las diócesis de todo el planeta están llamadas a capitanear una consulta global que deberá dinamizarse durante seis meses.
No se trata de una tarea sencilla, teniendo en cuenta que no es una mera encuesta, sino que se integra como un diálogo y encuentro que supere los muros de los templos. De hecho, se espera que en esos cuestionarios se cuente con la voz de los que están fuera, tanto de los alejados como de aquellos que han renegado o cuestionan la institución.
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