Ayer supe de tu temor por nuestro amor frente a la muerte. ¿Quién no lo tiene? Cierto es que uno de los grandes misterios de la vida misma es la muerte. Sí, aquella accidental, cruel, macabra, súbita, implacable y sanguinaria. Y es verdad. La fatalidad de la muerte es imperecedera, ataca a cobardía y corroe la conciencia.
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