Este artículo analiza las circunstancias de la edición en 1963 del primer volumen de las Memòries polítiques del periodista y político catalán Claudi Ametlla (1883–1968), que abarcan desde 1890 hasta 1917. A partir de la consulta de los expedientes de la censura franquista que se conservan en el Archivo General de la Administración del Estado en Alcalá de Henares, se resalta la contundente respuesta de los censores y del entonces ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne, que impidió la publicación del segundo volumen hasta el año 1979. El temor por las represalias que la censura podía ejercer contra un autor que no tan solo había sido gobernador civil de Girona y de Barcelona durante la etapa política republicana, sino también diputado en Madrid por Acció Catalana Republicana y claro “desafecto” a la dictadura franquista obligó, tanto al autor como al editor, a preparar previamente un original autocensurado y suavizado en el fondo y en la forma. Entre las muchas razones que pueden llevar a un actor y testigo de la historia a escribir unas memorias está, seguramente, la de haber vivido una guerra, o haberla sobrevivido, o sufrido. Y, todavía más, la de haberla perdido. En este sentido, con la perspectiva de los años pasados, y comparándolas con otras memorias escritas por políticos catalanes o españoles del siglo XX, tanto por el sustantivo como por el adjetivo que aparecen en su título, las “memorias políticas” de Ametlla son ejemplares. A los tumbos biográficos del venerable escritor catalán, hoy casi un desconocido, deben sumarse las vicisitudes de la publicación de sus memorias.
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