Ciudad Real, España
Angélica Liddell es una de las creadoras más controvertidas del panorama teatral español e internacional, especialmente desde que su montaje "The Scarlet Letter" (2018) fuera percibido como un ataque al movimiento "Me too" y al neopuritanismo del feminismo contemporáneo. Sin embargo, a principios del siglo xxi la propia artista o su entorno más cercano defendían posturas abierta-mente feministas. En este artículo quisiera explicar las razones de este giro y de la creación de una retórica misógina como parte de la figura pública de Angélica Liddell, retórica estrechamente vinculada a los cambios en su concepción del arte, del papel de la artista en la sociedad y a la evolución social del feminismo. Así, al mismo tiempo que Liddell abjura de una visión activista y abiertamente política del teatro y lo reconceptualiza en términos anticolectivistas e irracionales, el auge de la Cuarta ola del feminismo sitúa las demandas de igualdad entre géneros en el centro del tablero político. De esta forma, Liddell utiliza una serie de estrategias, como el menosprecio de la feminista puritana y defensora de la cultura de la can-celación o la exaltación de un amor de tintes místicos que exige la sumisión de la mujer al hombre, para definirse como artista según sus postulados individualistas, contrarios a la visión racional del ser humano y, por tanto, a cualquier forma de feminismo organizado.
The Spanish artist Angélica Liddell is one of the most controversial creators of the international theater circuit, specially since her play "The Scarlet Letter" (2018) was understood as an attack on the feminist movement "Me too" and the neopuritanism it carried. This play offers a stark contrast with some previous Liddell’s texts that are clearly aligned with a feminist world view, such as "La casa de la fuerza" (2009). How did a swerve like this happen? In this paper I would aim to explain it as related to a change in Liddell’s conception of the purpose of the art and as a response to the rise of the fourth wave of feminism. The adoption of a misogynistic rhetoric by the artist is contemporary with the abandon of her previous trust in the power of an openly political theater, whose place is now occupied by a faith in the art as an approach to the irrational and dark materials of the human soul. This change implies a deeply individualistic approach to the art, opposite to the claims of feminism, and favors the contempt of the puritan feminist and the defenders of the cancel culture.
© 2001-2025 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados