Ante el reto que presenta el cambio climático, el patrimonio intangible de la arquitectura tradicional supone un recurso disponible que en el pasado proporcionó soberanía tecnológica con una cuidadosa gestión de los recursos y bajas emisiones de CO2. En estas páginas se reflexiona sobre la incorporación de este recurso para elaborar un modelo constructivo que permita una nueva concepción orientada a reconstruir la ligazón con las culturas locales que reoriente las técnicas constructivas hacia lo permanente. El hecho de que la globalización del mercado haya desencadenado problemas muy parecidos en todas partes no significa que para dichos problemas sólo existan soluciones únicas. Aunque para el uso de este recurso la enseñanza de la arquitectura deberá reconceptualizarse en aras de formar arquitectos/as capaces de buscar soluciones constructivas adaptadas a cada especificidad local.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados