El reconocimiento de Israel por cuatro Estados árabes en 2020 ha supuesto un gran triunfo diplomático para Israel, pero la trascendencia real de estos Acuerdos de Abraham podría ser muy inferior a lo que parece creerse, más allá del incuestionable golpe de efecto. En realidad, el peso de la lucha contra Israel siempre ha recaído en un puñado de países árabes, habiendo sido muy escasa la contribución efectiva de los cuatro firmantes. Por otra parte, es muy llamativa la ausencia total de protestas contra los acuerdos entre la población de los países firmantes. También es evidente la desigualdad en la relación bilateral EE. UU.-Israel, con el segundo cosechando todos los beneficios mientras que su poderoso padrino asume todos los costes y problemas. Por último, el problema palestino sigue sin resolverse y podría arruinar todo lo logrado.
The recognition of Israel by four Arab states in 2020 has been a great diplomatic triumph for Israel. However, the real transcendence of these Abrahamic Accords could be much less than it seems to be believed, beyond the unquestionable great propaganda impact.
In fact, the burden of the fight against Israel has always fallen on a handful of Arab countries, with very scarce actual contribution from the four signatories. On the other hand, it is very striking the total absence of protests against the Accords between the population of the signatory countries. It is also evident inequality in the bilateral US-Israel relationship, with Israel reaping all the benefits while its powerful sponsor assumes all costs and problems. Finally, the Palestinian problem remains unsolved and could ruin all that has been achieved.
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