En el capítulo seis de La desheredada, de Benito Pérez Galdós, encontramos a niños jugando en la calle de un barrio pobre de Madrid. Pero lo que a primera vista parece ser una sencilla escena de los niños jugando a la guerra es, en realidad, una problematización de la masculinidad española. Este artículo sugiere que durante la segunda mitad del siglo XIX lo militar y lo masculino eran conceptos sinónimos. Sin embargo, Galdós no duda en criticar tal fusión, y lo hace convirtiendo el juego infantil en tragedia.
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