Las cadenas mundiales de suministro llegaron para quedarse y los trabajadores estadounidenses se quedarán atrás si sus empresas no pueden aprovecharlas. Una política industrial basada en la cooperación y la competencia mundial, mejor acceso de Estados Unidos a los mercados internacionales y en la inversión pública en un país pueden mitigar las desventajas del Consenso de Washington y evitar los inconvenientes del proteccionismo.
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