La vida universitaria tiene el privilegio de poder hacer vigilancia académica de las teorías y acontecimientos que suceden en el mundo; es decir, ser testigos de la época y poder identificar las tendencias de pensamiento y además resaltar los acontecimientos que impactan en la sociedad, la historia y nuestras mentes; teniendo especial privilegio en las formas cómo se aborda el conocimiento científico y los otros conocimientos que explican el mundo humano y no humano, en sus expresiones científicas, tecnológicas, ideológicas y culturales; así configuramos el paradigma de la universidad como búsqueda de la verdad, que motiva y apasiona a los actores y mantiene una comunidad académica, independiente y libre de las influencias oscurantistas y ajenas al desarrollo humano; reforzando el compromiso y la lealtad a los grandes ideales y principios éticos.
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