Durante casi tres décadas, Estados Unidos y la Unión Soviética, en plena Guerra Fría y en plena escalada nuclear, se lanzaron a una dura competición por ver quién vencía en una nueva contienda entre ambos: la carrera espacial. En un primer momento, la URRS tomó la delantera gracias al lanzamiento del primer satélite artificial, el Sputnik, y del primer ser vivo que fue puesto en órbita, la perrita Laika, que viajó a bordo del Sputnik 2. Esta es su historia.
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