El desarrollo digital y tecnológico ha desembocado en la denominada “era de la información”, la cual afecta a todos los ámbitos y ha incrementado la tensión internacional entre países como la República Popular de China y su modelo basado en el “socialismo con características chinas”, o la Federación Rusa con la utilización de medios del ciberespacio con fines políticos, frente a las democracias liberales especialmente Estados Unidos y la Unión Europea.
En búsqueda de una adaptación del marco teórico del poder a la realidad, en 2017 se desarrolló un término y concepto nuevo dentro del espectro del poder duro-blando, el Sharp power, entendiendo por este aquel poder duro que utiliza medios típicamente asociados al poder blando, o aparentemente sin intención de poder, y en el que destaca un grado de discreción.
Partiré para ello del análisis en la creciente dificultad para distinguir entre los medios utilizados con intención de poder duro y los que no, comenzando por los acercamientos actuales en este complejo escenario internacional actual. Un acercamiento equivocado por parte de las democracias liberales, especialmente Estados Unidos y la Unión Europea, al poder afilado de China y de Rusia, puede tener consecuencias negativas para el mundo actual.
Digital and technological development has led to the so-called ‘era of information’, which affects all fields and has increased international tension between countries like the People's Republic of China and its model based on ‘socialism with Chinese characteristics’, or the Russian Federation, which makes use of cyberspace media for political purposes, as opposed to liberal democracies, especially the United States and the European Union.
With the aim of finding a way to adapt the theoretical framework of power to reality, in 2017 a new term and concept was developed within the hard and soft power spectrum: sharp power, understood as hard power that uses means typically associated to soft power, with apparently no intention to obtain power, in which a degree of discretion is a notable factor.
To address this matter, I will begin with the analysis of the growing difficulty to distinguish between the means intended to be used as hard power tools and those that are not, starting with current approaches in this complex international scenario. If liberal democracies, especially the United States and the European Union, mistakenly come close to the sharp power of China and Russia, it could have negative consequences for the modern-day world.
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