El poder naval, como nos enseñó la Monarquía Hispánica, depende de la geografía (y geopolítica), de la entidad de la fuerza naval y de la voluntad y habilidad de su uso. En España, está condicionado por la falta de financiación a la defensa (y el desequilibrio presupuestario del propio ministerio), por el personal y por las características de nuestra clase gobernante. Pero todo ello tiene una causa común que no es sino la carencia de cultura naval de nuestro pueblo. Y ante eso, solo los dirigentes pueden poner remedio, tomando la iniciativa con decisiones estratégicas valientes.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados