Increíble pero cierto. Nuestros admirados genios operísticos nunca fueron inmortales. Sí lo es su obra, pero en cuanto a enfermedades, sufrimientos y muerte, ninguno pudo escribir su propio `lieto´ fine. Las dolencias que marcaron la vida (y la muerte) de Mozart, Haydn, Schubert, Rossini, Wagner y Schumann.
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