La declaración de que el cristianismo es una religión con-tacto, parte del hecho esencial de que se trata de una religión de encarnación, de cuerpos individuales y comunitarios, en el sentido más profundo y extenso de la expresión. En esta contribución abordaremos la corporalidad eclesial que entrelaza contrarios a partir del dinamismo de la encarnación; exploraremos algunas nociones acerca de la ética del tacto: abuso del tacto con relación a otros y otras; y pasaremos a indagar en algunas de las características tocables e intocables en las iglesias: ideas, estructuras, personas desde la noción de jerarquía de verdades.
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