C. Díaz Fernández, Verónica Botero
Los problemas que pueden surgir después del trasplante hepático son múltiples y heterogéneos. Habitualmente estarán relacionados con: a) la situación preoperatoria del receptor (malnutrición, fallo renal, hipertensión portal encefalopatía, etc.); b) la técnica quirúrgica; c) la calidad del propio injerto, y d) de manera directa o indirecta con la medicación inmunosupresora que el receptor necesite para evitar el rechazo.
Actualmente, y debido a la larga supervivencia que actualmente presentan estos pacientes, ponderar estas anomalías, intentar prevenirlas si es posible, o tratarlas adecuadamente en caso necesario, son imprescindibles para evitar morbilidad que afecte a la calidad de vida en el mejor de los casos, o prevenir males mayores que puedan comprometer no solo la viabilidad del injerto, sino incluso la propia supervivencia del paciente.
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