Durante el siglo pasado el manejo del parto ha sufrido una intensa transformación. Hasta hace medio siglo, la mayoría de los partos tenían lugar en la propia casa de la gestante, asistidos por una matrona, donde las condiciones de salubridad no eran generalmente las óptimas (ausencia de agua corriente y calefacción), así como tampoco las condiciones nutricionales y de salud de muchas mujeres. Todo esto, sumado al hecho de el número de hijos era elevado y el espacio intergestacional corto, hacía que la tasa de mortalidad materna e infantil durante el parto fuera muy elevada. Con los años se impuso la práctica de parir en el hospital, que redujo de forma notoria esas tasas de mortalidad. Sin embargo, el proceso de hospitalización de los partos también trajo consigo algunas consecuencias negativas: aumento del número de cesáreas, episiotomías e inducciones de parto muy por encima de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y, en general, una "deshumanización" del proceso. Con la rígida aplicación de protocolos hospitalarios y la generalización del uso de la analgesia epidural en el parto, es extremadamente común la desconexión de la mujer con su vivencia y el uso de técnicas y fármacos para conducir un parto en el que se trastoca el complejo mecanismo hormonal que lo guía. Uno de los fármacos más utilizados en obstetricia, junto con los anestésicos, es la oxitocina sintética con el fin de producir o aumentar en número e intensidad las contracciones uterinas. El uso de este análogo de la oxitocina endógena hace que el sistema de retroalimentación hormonal se vea interrumpido y la secreción de oxitocina endógena se modifique por completo. Las funciones fisiológicas más conocidas de la oxitocina tienen que ver con la producción de contracciones como motor del parto y el inicio y mantenimiento de la lactancia materna. Sin embargo se ha comprobado que la hormona oxitocina es la encargada de modular muchas conductas de relación y apego del ser humano entre otras funciones, de las cuales, todavía existe un gran desconocimiento. La presente revisión bibliográfica intenta exponer qué consecuencias a corto y largo plazo puede tener el uso masivo de oxitocina sintética durante el manejo hospitalario del parto.
During the last century the management of childbirth has undergone an intense transformation. Until half a century ago, most deliveries took place in the pregnant woman’s own home, assisted by a midwife, where health conditions were generally not optimal (no running water and heating) as well as the nutritional and health conditions of many women. All this, together with the fact that the number of children was high and the short inter-seasonal space, made the maternal and infant mortality rate during childbirth very high. Over the years, the practice of giving birth in the hospital was imposed, which significantly reduced these mortality rates. However, the process of hospitalization of births also brought with it some negative consequences: an increase in the number of caesarean sections, episiotomies and inductions of childbirth far above the recommendations of the World Health Organization (WHO) and, in general, a "dehumanization" of the process. With the rigid application of hospital protocols and the widespread use of epidural analgesia in childbirth, It is extremely common to disconnect women with their experiences and use techniques and drugs to conduct a childbirth in which the complex hormonal mechanism that guides it is disrupted. One of the most widely used drugs in obstetrics, along with anesthetics, is synthetic oxytocin in order to produce or increase the number and intensity of uterine contractions. The use of this endogenous oxytocin analogue causes the hormonal feedback system to be interrupted and the endogenous oxytocin secretion to be completely modified. The most well-known physiological functions of oxytocin have to do with the production of contractions as an engine of childbirth and the initiation and maintenance of breastfeeding. However, it has been found that the hormone oxytocin is responsible for modulating many behaviors of relationship and attachment of the human being among other functions, of which, there is still a great ignorance. This literature review attempts to explain what short- and long-term consequences the massive use of synthetic oxytocin may have during in-hospital management of childbirth.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados