En el Perú de la posguerra con Chile, la unidad religiosa encarnada por el catolicismo pareció a las elites una garantía de unidad, dado el estado de ruina generalizada y el resquebrajamiento de las instituciones. Este planteamiento no logró eliminar las manifestaciones de incredulidad ni de creencias diferentes, tales como el deísmo, el libre pensamiento o el espiritismo, por parte de individuos o grupos que aunque minoritarios tuvieron un perfil público significativo. Examinamos los debates de los masones y los librepensadores, así como las actividades de otros disidentes, para ofrecer elementos que contribuyan a trazar un panorama más complejo de la historia de la circulación de ideas en el Perú republicano.
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