Las experiencias cercanas a la muerte se producen cuando el organismo sufre una conmoción repentina, como un infarto de miocardio, un shock o un traumatismo a causa de una explosión o una caída.
Estas vivencias tienen varios rasgos en común: la ausencia de dolor, la visión de una luz brillante al final de un túnel o el abandono del cuerpo físico para flotar e incluso salir volando hacia el espacio exterior.
Sigue siendo un misterio por qué la mente, que lucha por continuar funcionando ante la privación de sangre y oxígeno, compone un cuadro de felicidad y bienestar en vez de infundirle pánico al individuo.
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