China
Estados Unidos y sus aliados dentro de la Unión Europea han sido incapaces de forjar una postura común al lidiar con China. Aunque la creciente presencia global de China podría socavar la posición internacional de Estados Unidos, los aliados europeos de Washington han rechazado en ocasiones cerrar China durante la última década ha carecido de consistencia interna y cohesión, hasta el punto de que la Unión Europea ha sido raramente “el” actor relevante a la hora de dar forma a la relación entre Europa y China. Esta es la conclusión alcanzada por el presente artículo tras analizar el comportamiento de la UE en el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras, la Nueva Ruta de la Seda, la adopción de la tecnología 5G de Huawei y la consideración de China como una amenaza dentro del marco de la OTAN. La Comisión Europea no ha podido o querido unir a todos los estados miembros en torno a una postura común en estos cuatro casos. Sin embargo, los resultados del presente artículo también corroboran la idea de que un modelo embrionario de autonomía estratégica ya se había puesto en marcha durante la última década, y que la creciente concienciación dentro de la UE sobre la importancia y las implicaciones del ascenso de China proporcionan nuevas oportunidades geopolíticas para la Unión.
Recibido: 28 julio 2021Aceptado: 05 noviembre 2021
The United States and its allies within the European Union have been unable to forge a common response to deal with the rise of China. Even though China’s growing global presence might undermine the international position of the United States, Washington’s European allies have sometimes refused to close ranks with their American ally. And more importantly, European engagement with China during the last decade has lacked internal consistency and cohesion, to the point that the European Union has rarely been the relevant actor when it comes to shaping Europe-China relations. This is the conclusion reached by this paper after analyzing the EU’s behavior on the Asian Infrastructure Investment Bank, the Belt and Road Initiative, the adoption of Huawei’s 5G technology and the consideration of China as a threat within NATO’s framework. The European Commission has been unwilling or unable to unite the member states around a common position on these four cases. However, the findings of this article also support the idea that an embryonic model of strategic autonomy was already underway during the last decade, and that the growing awareness within the EU about the importance and implications of China’s rise brings new geopolitical opportunities for the union.
Received: 28 July 2021Accepted: 05 November 2021
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