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Tras los prolegómenos filosóficos de la semiótica materialista III.

    1. [1] Escuela Nacional de Antropología e Historia, México.
  • Localización: Refracción: revista sobre lingüística materialista, ISSN-e 2695-6918, Nº. 5, 2022, págs. 139-160
  • Idioma: español
  • Títulos paralelos:
    • After the pilosophical prolegomena of materialist semiotic III.
  • Enlaces
  • Resumen
    • español

      Conforme se ha advertido disertado en los textos anteriores1 , las revoluciones industriales del siglo XIX, con su mástil epistemológico de la ciencia positivista, provocaron que las corrientes filosóficas se fueran acomodando entre las diametralmente polarizadas teorías del conocimiento en función de las economías alternativas y mutuamente excluyentes: el capitalismo y el socialismo. Igualmente, las escuelas epistemológicas se inclinarían hacia un extremo o hacia el otro, adecuándose al radicalismo cartesiano porque unas anulaban el universo de la objetividad y las otras el de la subjetividad, es decir, se produjo una oposición entre la espiritualidad versus materialidad, postulados que comprometían la realidad social, puesto que el idealismo capitalista dibujaba la utopía del pensamiento positivista, la antítesis socialista lo críticaba bajo el rigor del pensamiento negativista. A partir un punto de vista objetivo, sin entrar en discusiones ideológicas, hay que reconocer que la burguesía capitalista, desde sus principios, subyugó el desarrollo de la ciencia a su entero servicio, marginando de sus beneficios a un amplio sector de la población mundial. De facto, esa ciencia ha sido el punto angular para la acumulación de la riqueza gracias a la explotación eficaz de las sociedades modernas y, ahora, de la posmodernidad (Vattimo, 1996, Zizek, 2012 y Anderson, 2016). Desde que la burguesía diseñó las estructuras, infraestructuras y supraestructuras con las que ordenaría el mundo contemporáneo y, a pesar de que, a su debido tiempo, Carlos Marx y Federico Engels desenmascararon ese proceso infrahumano por las condiciones en que laboraba el sector obrero (Hobsbawm, 2019), no fue impedimento para que el capital ocupara el trono de mando y del poder en toda la producción, incluyendo la de la investigación científica, sin distinción de cualquier campo del saber, por lo que la semiótica materialista ha tenido que remar contra corriente y ser una alternativa necesaria para desenredar y rescatar el conocimiento profundo de nuestras naturalezas (Merani, 1976) y no confundirlas con aquella maraña de ilusiones e imaginarios de las mejores condiciones humanas (Arendt, 2005). Igualmente, sin el materialismo dialéctico seríamos capaces de afrontar las amenazas que han puesto en riesgo nuestra continuidad existencial en la Tierra, una vez que se ha mostrado que la ciencia económica ha sido un rotundo y pernicioso fracaso ante las demandas de la humanidad en general (Badiou, 2016). A pesar de ello, por años, la burguesía ha logrado imponer discursos hegemónicos que, para ser científicos, son demagógicos y dogmáticos, pues andan circulando con la proyección idealista del gran capital, alienando con su retórica seductora a intelectuales e individuos con mentalidad pequeño burguesa, para que sigan reproduciendo esa vorágine discursiva que les asegure la perpetuidad del trono global (Adorno, 2020). El presente texto tiene como finalidad continuar con el análisis transdisciplinario que nos permita descubrir los prolegómenos que abrieron el camino de una semiótica materialista, y será Lev S. Vygotsky al que se atenderá en el presente texto, con el fin de encontrar aquello que nos devuelva la visión del mundo constituido por medio de la praxis social.

    • English

      As has been noted in previous texts, the industrial revolutions of the nineteenth century, with their epistemological mast of positivist science, caused philosophical currents to be accommodated among the diametrically polarized theories of knowledge in terms of alternative and mutually exclusive economies: capitalism and socialism. Likewise, the epistemological schools would lean towards one extreme or the other, adapting to Cartesian radicalism because some annulled the universe of objectivity and the others that of subjectivity, that is, there was an opposition between spirituality versus materiality, postulates that compromised social reality, since capitalist idealism drew the utopia of positivist thought, the socialist antithesis criticized him under the rigor of negativist thought. From an objective point of view, without entering ideological discussions, it must be recognized that the capitalist bourgeoisie, from its beginnings, subjugated the development of science at its entire service, marginalizing from its benefits a large sector of the world population. De facto, this science has been the cornerstone for the accumulation of wealth thanks to the effective exploitation of modern societies and now, of postmodernity (Vattimo, 1996, Zizek, 2012 and Anderson, 2016). Since the bourgeoisie designed the structures, infrastructures and suprastructures with which it would order the contemporary world and, despite the fact that, in due course, Karl Marx and Frederick Engels unmasked this subhuman process by the conditions in which the labor sector worked (Hobsbawm, 2019), it was not an impediment for capital to occupy the throne of command and power in all production, including that of scientific research, without distinction of any field of knowledge, so that materialist semiotics has had to row against the current and be a necessary alternative to untangle and rescue the deep knowledge of our natures (Merani, 1976) and not confuse them with that tangle of illusions and imaginaries of the best human conditions (Arendt, 2005). Likewise, without dialectical materialism we would be able to face the threats that have put at risk our existential continuity on Earth, once it has been shown that economic science has been a resounding and pernicious failure in the face of the demands of humanity in general (Badiou, 2016). Despite this, for years, the bourgeoisie has managed to impose hegemonic discourses that, to be scientific, are demagogic and dogmatic, because they are circulating with the idealistic projection of big capital, alienating with their seductive rhetoric intellectuals and individuals with a petty bourgeois mentality, so that they continue to reproduce that discursive maelstrom that assures them the perpetuity of the global throne (Adorno, 2020). The purpose of this text is to continue with the transdisciplinary analysis that allows us to discover the prolegomena that opened the way to a materialist semiotics, and it will be Lev S. Vygotsky who will be attended to in this text, in order to find what gives us back the vision of the world constituted through social praxis.


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