Solo hace tres siglos los pumas vagaban a sus anchas por toda América. Hoy sus poblaciones son mucho más reducidas y dispersas a causa de la acción humana y de construcciones que las aíslan, como las autopistas.
La fragmentación del hábitat y las barreras físicas han propiciado la endogamia y la aparición de anomalías genéticas, como las que amenazan a las poblaciones de las montañas cercanas a Los Ángeles, en California.
Una iniciativa para salvar a los pumas consiste en construir un paso elevado sobre una autopista o carretera que les permita acceder a parejas reproductoras de poblaciones más numerosas. El que se pretende construir en Los Ángeles sería el mayor del mundo.
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