La diabetes de tipo 1 surge a raíz de la destrucción de las células beta pancreáticas, productoras de la insulina, a manos del sistema inmunitario alterado.
Hace años se creía que tales células eran simples víctimas, pero ahora parecen ser culpables, al menos en parte, de su propia destrucción.
Los desencadenantes de este y otros procesos autoinmunitarios parecen ser diversos, facilitados por la predisposición del individuo: la composición del microbioma, los virus o la exposición a sustancias tóxicas, serían algunos de ellos.
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