Llevamos años modificando el Código Penal. La opinión pública, el impacto de determinados delitos, el uso electoral del aumento de las penas, provocan que tengamos un CP joven que, sin embargo, ha sido modificado más veces que los años que tiene de vigencia. Lejos de haber conseguido un cuerpo armónico con principios rectores clave, se ha optado por una regulación específica para grupos delictivos. Algo así como si la clasificación y delimitación de los grupos criminales quisiera hacerse en sede parlamentaria. Veamos ejemplos de ello, y las nefastas consecuencias que acarrea para el medio penitenciario.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados