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Resumen de Uso de probióticos en edad pediátrica. Artículo monográfico.

Eva Negredo Rojo, María José Tregón Loras, Susana Rodríguez Uceda, Beatriz Antón, Lorena Chavarrías Izquierdo, María Cervera Catalán

  • español

    Cada individuo posee una comunidad microbiana peculiar que depende de su genotipo y de la exposición temprana a los microorganismos de su entorno, pero también de la dieta, los cambios de estilo de vida o la terapia frente a las infecciones. La microbiota es esencial para la vida de los organismos superiores, hasta el punto de que esta no sería posible en su ausencia. Está compuesta, principalmente, por bacterias, aunque incluye también virus, hongos, levaduras, protozoos y arqueas. La microbiota se ve influida por muchos aspectos, desde la etapa prenatal, a través de una translocación de la microbiota intestinal materna, pasando por el tipo de parto, el tipo de lactancia recibida, la alimentación de los 1.000 primeros días, la toma o no de antibióticos, el entorno en el que vivamos y el estilo de vida que tengamos. La alimentación es el factor que más influye sobre el desarrollo de la microbiota. El desequilibrio de la microbiota se llama disbiosis. Para tratar la disbiosis y volver a un estado de eubiosis se emplean probióticos. Para que un probiótico sea eficaz, debe cumplir algunas características básicas, que validan su eficacia y su seguridad de uso: ser de origen humano, ser de IV Generación y tener una combinación de cepas específicas. Los probióticos más utilizados pertenecen a los géneros: Bifidobacterium, Lactobacillus y Saccharomyces. La principal vía de administración de los probióticos es la vía oral. La dosis terapéutica será la que permita alcanzar los efectos beneficiosos para la salud. Las indicaciones de los probióticos serían entre otras por ejemplo en: Enterocolitis necrosante, Enfermedad diarreica aguda, Cólico del lactante, Dermatitis atópica, etc. Los probióticos constituyen un campo prometedor en la prevención y el tratamiento de diferentes enfermedades.

  • English

    Each individual possesses a peculiar microbial community that depends on his genotype and early exposure to microorganisms in his environment, but also on diet, lifestyle changes or therapy against infections. The microbiota is essential for the life of higher organisms, to the extent that life would not be possible in its absence. It is mainly composed of bacteria, but also includes viruses, fungi, yeasts, protozoa and archaea. The microbiota is influenced by many aspects, from the prenatal stage, through a translocation of the maternal intestinal microbiota, through the type of birth, the type of breastfeeding received, the diet during the first 1,000 days, whether or not antibiotics are taken, the environment in which we live and our lifestyle. Diet is the factor that most influences the development of the microbiota. An imbalance of the microbiota is called dysbiosis. Probiotics are used to treat dysbiosis and return to a state of eubiosis. For a probiotic to be effective, it must meet some basic characteristics, which validate its efficacy and safety of use: it must be of human origin, be of IV Generation and have a combination of specific strains. The most commonly used probiotics belong to the following genera: Bifidobacterium, Lactobacillus and Saccharomyces. The main route of administration of probiotics is the oral route. The therapeutic dose will be the one that allows to achieve the beneficial effects for health. The indications of probiotics would be among others for example in: Necrotizing enterocolitis, Acute diarrheal disease, Infant colic, Atopic dermatitis, etc. Probiotics constitute a promising field in the prevention and treatment of different diseases.


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