Analizan los autores, desde un punto de vista psicológico-jurídico, el delito de abusos sexuales a menores, uno de los delitos más crueles por la indefensión que supone en las personas quizá más vulnerables, cuáles son los niños. El simple hecho de que un adulto engañe a un niño para acercarse a él con un objetivo sexual es algo terrible.
Este tipo de comportamientos que afectan a la indemnidad sexual de los menores son difíciles de detectar y abordar, especialmente en los niños más pequeños, puesto que no suelen ser interpretados por ellos como delictivos y no dejan huella y, por eso, es fundamental en cuanto existe una sospecha de un presunto abuso sexual de un menor ponerlo en conocimiento de las fuerzas y cuerpos de seguridad, donde existen unidades especializadas en obtener el testimonio de menores y evitar la contaminación del testimonio del menor(*).
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