Francisco de Borja, Duque de Gandía, fue amigo y colaborador de Ignacio de Loyola, con quien acordó, tras su conversión y decisión de hacerse jesuita, retirarse a Euskal Herria. Decidió residir en la ermita de la Magdalena, de Oñati, durante dos años, dedicado a la meditación y preparación para su sacerdocio. De su estancia en Oñati, donde se le denominaba Duke Santua, dejó una huella que ha perdurado hasta nuestros días.
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