Suele creerse que los fabricantes de las cadenas mundiales de valor ofrecerán condiciones de trabajo humanas cuando se convenzan de que el cumplimiento de las normas sociales mejora la productividad, la calidad del producto y los plazos de entrega. Pese a que esto se ha demostrado empíricamente, persisten condiciones inhumanas de trabajo en estas cadenas. Con datos relativos a fábricas del programa Better Work en Indonesia, Jordania y Viet Nam, las autoras observan que el cumplimiento social puede ser costoso y anular los beneficios de la mayor productividad. La ventaja comercial dependerá pues de las prácticas de aprovisionamiento y fijación de precios de los compradores internacionales. La pandemia de COVID-19 confirma la enorme influencia de los compradores en las condiciones de trabajo.
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