Para reconocer y reflexionar sobre la Providencia divina son necesarias tres precauciones: una adecuada imagen de Dios, una relación con él en términos de fe y adoración, y la adecuada mediación racional para dar cuenta de las relaciones de Dios con el mundo, la historia y el ser humano. Si esto no se diese, se caería en el providencialismo o en una mera reflexión filosófica. Para ello se aportan una serie de criterios para reconocer la acción providente de Dios, según la fe cristiana.
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