La lectura es un deambular placentero y caprichoso por las páginas de los libros. Además de entretenimiento y goce estético, estimula el pensamiento, la curiosidad y el deseo de saber, y es fuente de conocimiento y educación de la mirada y de la sensibilidad.
El diálogo que los niños y los jóvenes entablan con los libros les ayuda a conocer mejor el mundo en el que viven, a conocerse a sí mismos y a encontrarle un sentido a sus vidas. Pero, ¿ de qué manera podemos los mediadores fomentar la afición por la lectura y orientar su trayectoria lectora?
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