“Lean con urgencia a Balthasar.” En pleno mayo del 68, J.M. Lustiger dirigía esta exhortación a un grupo de jóvenes filósofos entre los que se encontraba J.-L. Marion, quien reconocerá luego el carácter decisivo que ejerció la Estética teológica del suizo ejerció en la gestación de su fenomenología del don. A fin de ponderar esta matriz estético-teológica, el artículo propone considerar la gloria del amor manifestado en la figura de la revelación desde el dinamismo donación-recepción y revelación en el ocultamiento. Desde la lógica trinitaria del misterio pascual y la indisponibilidad fenomenológica del origen, la hospitalidad es propuesta como una clave trinitaria y antropológica del segundo círculo de recepción de la estética y dramáticas balthasarianas.
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