En este tiempo de crisis de la pandemia del Covid-19 el Papa Francisco interpela especialmente a los Jefes de Estado y de Gobierno. Resulta interesante entonces redescubrir la propuesta que el Pontífice hacía en Laudato si’ 175, referida a la necesidad de «instituciones internacionales más fuertes y eficazmente organizadas», y a la «importancia inédita» de la «diplomacia». En este artículo nos preguntamos: ¿por qué ese señalamiento tiene especial vigencia? La respuesta que intentamos brindar es que habiendo transcurrido cinco años de la publicación de dicha encíclica, redescubrir, releer y sobre todo poner en práctica ese pedido de Francisco, pondría al sistema internacional en mejores condiciones para hacer posible la vida humana en la post pandemia, puesto que ciertamente, «nadie se salva solo». El artículo se estructura según este itinerario: primero, abordamos la inserción internacional de la Santa Sede; segundo, referimos la noción que tiene el Papa de la diplomacia en general y del servicio diplomático pontificio en particular; tercero, nos detenemos en señalamientos de Laudato Si’ 175; y cuarto, hacemos unas reflexiones finales, centradas en que Francisco testimonia, pese a la crisis, que un nuevo sistema internacional es posible.
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